Oratoria: Los objetivos de una presentación

Cuando convocamos a un grupo de gente a una presentación o formación, es importante que estos sepan para qué están allí. Esto lo hacemos muchas veces desde la invitación, y al comienzo de la presentación es importante dejarlo en claro. De esta manera, predisponemos un determinado comporta-miento en las personas, ya que saben lo que pueden esperar y lo que no deberían esperar de esa actividad y del presentador.

Los objetivos se definen desde el lado de los participantes o audiencia y responden a las preguntas:

¿Qué van a lograr los participantes al finalizar la actividad/presentación?

¿Qué se van a llegar? ¿Qué van a obtener? ¿Qué les da esta presentación?

Definiendo y comunicando de entrada el objetivo les damos el valor de la presentación o actividad. Por esto es que los objetivos deberían atender a una necesidad de la audiencia. De esta manera, la audiencia sabrá que obtendrá un beneficio tangible y se predispondrá positivamente.

Junto con el propósito, los objetivos de la actividad marcarán mi norte, mi rumbo. Si la presentación se alarga o se acorta, debemos, en lo posible, lograr igualmente el objetivo. Así como el propósito no es necesario comunicarlo abiertamente a la audiencia, el objetivo sí debe ser comunicado al comienzo.

Para que sean efectivos y generen en la audiencia el efecto deseado, así como se conviertan en una útil guía para el formador, los objetivos deben cumplir con determinados requisitos:

  • Positivos: desde el metaprograma “ir hacia” en lugar de huir de. Lo que van a lograr en lugar de lo que van a evitar. Lo que harán en lugar de lo que no harán o dejarán de hacer.
  • Específicos: tanto como sea posible: respondiendo a las preguntas quién, cuándo, cómo, dónde y cuánto tiempo. Definimos clara y explícitamente qué aprenderán, lograrán o sabrán luego de la presentación o actividad formativa.
  • Mesurables: desde el punto de vista del comportamiento. Al finalizar la actividad, debemos claramente comprobar si se lograron o no los objetivos. En el capítulo de Evaluación veremos las maneras de medir el cumplimiento de los objetivos.
  • Abreviados: con pocas palabras y de manera precisa deben mostrar el beneficio. Puede haber un objetivo general y luego desglosarse en objetivos específicos cuando la complejidad o el tamaño de la formación o presentación lo requiera.
  • Alcanzables: según el tiempo, la cantidad de gente, y los recursos disponibles.

Es muy útil al definir los objetivos, ponerse en segunda posición, es decir, desde el lado de los participantes. ¿Cómo esos participantes percibirán ese objetivo? ¿Les interesará el beneficio que ofrecemos? ¿Satisfacemos alguna necesidad?